Banamex: la jugada maestra de Chico Pardo avalada por Sheinbaum
Mario MaldonadoLa venta de Banamex siempre tuvo un tufo político. Con Andrés Manuel López Obrador se empantanó debido a las condiciones que impuso, lo que ahuyentó a los postores más fuertes, desde Banorte hasta Grupo México e Inbursa. Con Claudia Sheinbaum en Palacio Nacional, el camino se despejó y Citi encontró a su socio ideal: Fernando Chico Pardo, un empresario de bajo perfil al que algunos llaman el “George Soros mexicano”. El aval de Sheinbaum terminó por salvar la operación más importante de la banca mexicana en los últimos años.
El magnate mexicano comprará el 25% del banco por 42 mil millones de pesos —unos 2 mil millones de dólares—, y se convertirá en presidente de su Consejo en 2026. La operación valora a Banamex en 9.1 mil millones de dólares (0.8× el valor en libros), por encima de los 7-8 mil millones que se barajaban en 2022–2023; sin embargo, trae un descuento frente a otros bancos mexicanos. Banorte cotiza cerca de 1.7× y Santander México en 1.4–1.5×. Así que si bien el valor total está por encima de las estimaciones anteriores, en múltiplos es más barato. Esa es la jugada maestra de Chico Pardo. La paciencia y la estrategia rindió frutos.
Chico Pardo se formó en Wall Street. Luego regresó a México para fundar Acciones y Asesoría Bursátil, la casa de bolsa que después integró a Inbursa. Junto con Carlos Slim y Alfredo Harp Helú fue pionero de una generación que abrió camino al mercado de valores mexicano en los años ochenta y noventa. De ahí saltó a dirigir Inbursa y más tarde consolidó su propio fondo, Promecap, la firma de capital privado que hoy administra más de 5 mil millones de dólares.
Actualmente su fortuna ronda los 2 mil 900 millones de dólares, según Forbes, pero con la compra podría dispararse de un plumazo. Si el financiamiento se estructura 50% capital y 50% deuda, su patrimonio neto sumaría alrededor de 1.15 mil millones, llevándolo a cerca de 4 mil millones de dólares. Y si llegara a comprar el 50%, el costo sería de unos 84 mil millones de pesos (4.56 mil millones). De cualquier manera, se trata de la mayor apuesta de su carrera.
Así, luego de que López Obrador usara a Banamex como bandera de soberanía, lo que terminó por pasarle factura en su valor y en la oportunidad de los nuevos accionistas, finalmente el banco quedará en manos mexicanas, con un inversionista discreto y sin estridencias. Jane Fraser, la CEO de Citi, viajó en agosto a México para reunirse con la presidenta Claudia Sheinbaum y sellar el acuerdo político. Con el respaldo presidencial, el trato avanzó sin los candados imposibles del sexenio pasado.
Chico Pardo ya había manifestado su ambición de ir por grandes empresas con intentos como el fallido take over de Gruma. Ahora llega a Banamex con la experiencia de un inversionista estratégico, del estilo de Soros o Warren Buffet.
La venta reconoce un ajuste contable de 726 millones de dólares. Esto quiere decir que en los libros, Banamex tenía registrado un valor más alto. Para cerrar la operación tuvo que reconocer esa “pérdida”.
La colocación de una parte de Banamex en los mercados bursátiles mexicanos se mantiene, pero ahora con un socio local con poder de decisión y que seguramente tendrá consigo otros socios y viejos banqueros.
Lo cierto es que Banamex no es una compra fácil. Carga con litigios como el de Oceanografía, la competencia feroz de BBVA, Santander, Banorte y los nuevos jugadores (fintechs y neobancos), así como las exigencias regulatorias, sobre todo ahora que el Tesoro estadounidense ha reforzado el escrutinio sobre el sector financiero mexicano.
Chico Pardo, de 73 años, se abre paso entre los pesos pesados de la banca. Lo hace como el inversionista paciente que esperó su oportunidad y ejecutó la jugada. En los próximos meses sabremos más de sus intenciones con Banamex.
Posdata
El secretario de Hacienda, Edgar Amador, debutó este miércoles en San Lázaro, en su primera comparecencia por la Glosa del Informe donde defendió la política económica de Claudia Sheinbaum y adelantó las líneas del Paquete Económico 2026. Como era de esperarse, su mensaje estuvo cargado de cifras optimistas: un superávit primario, la estabilidad financiera y la primera mejora en la calificación crediticia de Pemex en 12 años. Por su parte, la oposición cerró filas en torno a un tema central: la duda velada sobre si es sostenible expandir el gasto social sin una reforma fiscal. El principal cuestionamiento fue en torno a la apuesta del gobierno por la recaudación fiscal, mediante una mayor fiscalización, la vigilancia en aduanas y el combate al contrabando.
El choque más fuerte vino por las obras de infraestructura. Amador habló de trenes de pasajeros, carreteras y proyectos regionales, mientras legisladores del PAN y PRI advirtieron sobre un endeudamiento “disfrazado”. El titular de Hacienda respondió con la narrativa de la “prosperidad compartida” y presumió que la pobreza cayó por debajo del 30% de la población, algo nunca alcanzado en gobiernos anteriores.
Otro frente polémico fue Pemex. El secretario subrayó la capitalización conjunta con la Secretaría de Energía y las mejoras en su costo de financiamiento, mientras que la oposición le reprochó que los pasivos laborales y ambientales sigan siendo una bomba de tiempo. Desde la bancada de MC se le preguntó ¿cuánto dinero más de los contribuyentes se seguirá inyectando a la petrolera en lugar de energías limpias?, a lo que Amador respondió con el discurso de la “soberanía energética”.
El saldo es que Edgar Amador ha generado cierta tranquilidad a los mercados, en medio de las presiones de Estados Unidos y la próxima renegociación del TMEC. No obstante, en la arena política seguirá enfrentando críticas por el gasto social sin reforma fiscal, un Pemex con mejor perfil financiero, pero sin futuro claro ni mucho menos volcado a la transición energética, así como megaproyectos que podrían convertirse en elefantes blancos.
Columna: No Hagas Cosas Buenas… La de ayer, la de hoy
La autodenominada Cuarta Transformación, construida y propiedad de Andrés Manuel López Obrador, prometió erradicar la corrupción desde la cúspide del poder. Con su declaratoria de sus tres principios: no mentir, no robar y no traicionar el pueblo, López Obrador llegó finalmente -- leer más
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