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Bajos niveles en presas del norte afectan obligaciones binacionales

Presa
Paola Sosa
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Crisis de almacenamiento en las presas La Amistad y Falcón impide a México cumplir en el corto plazo con la entrega de agua a EE.UU, lo que ha elevado la tensión diplomática. Washington exige 246 millones de metros cúbicos antes de fin de año. Mientras México advierte que hacerlo pondría en riesgo el abasto humano y agrícola.

La situación del agua en la cuenca del Río Bravo volvió a tensar la relación entre México y Estados Unidos en un momento especialmente delicado para ambos países. Las cifras más recientes de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), publicadas el 9 de diciembre de 2025, muestran con claridad la magnitud del reto: la presa La Amistad almacena 979.227 millones de metros cúbicos, apenas el 24.2% de su capacidad, mientras que la presa Falcón registraba 377.405 millones de metros cúbicos, equivalente a 11.6% de llenado.

Se trata de niveles que, por sí mismos, imponen límites a cualquier decisión operativa y condicionan la posibilidad de cumplir los compromisos del Tratado de Aguas de 1944.

Promedio

Dicho tratado obliga a México a entregar un promedio anual de aproximadamente 431 millones de metros cúbicos a Estados Unidos, dentro de un ciclo de cinco años que suma en total alrededor de 2,160 millones de metros cúbicos. Aunque el instrumento legal permite cierta flexibilidad en cuanto a tiempos y volúmenes parciales, la realidad de los embalses binacionales en niveles históricamente bajos reduce la capacidad de maniobra. Cuando los almacenamientos caen por debajo de umbrales críticos, cualquier extracción adicional incluso si es técnicamente posiblepuede comprometer el abasto a poblaciones fronterizas o afectar el riego agrícola en regiones que dependen del sistema del Río Bravo.

Política

En este contexto, la administración estadounidense elevó el tono a principios de diciembre. Washington exigió la liberación inmediata de 200,000 acres-pies de agua (≈246 millones de metros cúbicos) antes del 31 de diciembre, y acompañó la solicitud con la advertencia de que podría aplicar aranceles del 5% a productos mexicanos en caso de incumplimiento. La postura fue difundida por funcionarios y en comunicados públicos, y aunque se enmarca en las presiones habituales de la política fronteriza, tuvo el efecto inmediato de colocar el tema del agua en el centro de la agenda bilateral.

La respuesta mexicana ha sido cuidadosa

El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum reconoció la obligación contenida en el tratado, pero enfatizó que los niveles actuales de almacenamiento y las condiciones de sequía limitan la posibilidad de cumplir en los tiempos y volúmenes exigidos por Washington. Argumentó además que liberar agua en la magnitud solicitada implicaría comprometer el suministro humano en localidades como Ciudad Acuña, así como la disponibilidad para distritos de riego en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Por ello, México propuso entregar volúmenes parciales y calendarizar los faltantes con base en criterios técnicos que eviten un impacto severo en las poblaciones locales.

La Amistad y Falcón constituyen las principales reservas de la porción mexicana de la cuenca, y su operación afecta directamente decisiones cotidianas sobre distribución urbana y ciclo agrícola. Aunque algunas presas interiores en Coahuila registraron incrementos temporales tras lluvias estacionales, esos incrementos no compensan el déficit acumulado en los embalses binacionales que alimentan las obligaciones del tratado.

La presión externa coincide además con una sequía persistente, que ha reducido escurrimientos, limitado recargas y generado mayor competencia por el recurso. Ante este panorama, las negociaciones técnicas entre la CILA, la Comisión Nacional del Agua y sus contrapartes estadounidenses cobraron centralidad. En la mesa se analizan alternativas como entregas parciales, reprogramación de volúmenes hacia periodos de mayor escurrimiento y mecanismos de compensación dentro del propio ciclo quinquenal. Especialistas de Conagua en gestión hídrica advierten que la creciente recurrencia de sequías y la variabilidad climática son un riegos actual.

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