Arancel al tomate impactará el consumo nacional
El Gobierno de los Estados Unidos impuso un arancel al tomate lo cual traerá repercusiones en México

La reciente imposición de un arancel del 17 por ciento por parte del Gobierno de Estados Unidos a la importación del tomate mexicano ha generado preocupación entre productores, distribuidores y comerciantes locales, quienes advierten que esta medida podría impactar directamente en el consumo nacional y, eventualmente, en el precio al consumidor final.
Aunque hasta el momento el costo del tomate se mantiene relativamente estable en los mercados y puntos de venta, la incertidumbre y el posible efecto en cadena podrían traducirse en aumentos considerables en las próximas semanas.
Un producto esencial en la dieta del mexicano
El tomate, además de ser un producto agrícola de alta exportación, es base fundamental de la alimentación en México, presente en una gran variedad de platillos y preparaciones cotidianas. Su uso en la cocina mexicana lo convierte en un insumo estratégico, por lo que cualquier variación en su precio o disponibilidad genera efectos inmediatos en los bolsillos de las familias.
En entrevista, Héctor Rodríguez, comerciante de frutas y verduras con más de dos décadas de experiencia en el ramo, explicó que estas decisiones de política comercial entre países “no se quedan solo en las fronteras”, sino que tienen repercusiones directas en el campo mexicano y en los centros de abasto.
“El productor que normalmente trabaja para exportar, al ver afectada su rentabilidad por un arancel como este, baja la cosecha, reduce inversión o busca vender en otros mercados, pero en todos los casos, se disminuye la oferta. Y cuando eso pasa, aunque no haya escasez inmediata, empieza el aumento en precios”, afirmó Rodríguez.
Especulación e incertidumbre: factores que agravan la situación
Además de la reacción lógica del mercado, existe otro elemento que suele presentarse ante anuncios de este tipo: la especulación. De acuerdo con Rodríguez, este fenómeno es frecuente cuando se trata de productos altamente demandados como el tomate.
“Algunos intermediarios comienzan a guardar producto o a fijar precios más altos en previsión de una posible escasez, lo cual genera una presión artificial en el mercado. A veces no hay un problema real, pero el miedo a que lo haya hace que se dispare el precio”, comentó.
Según estimaciones de los comerciantes locales, el aumento que podría registrar el tomate en el corto plazo podría oscilar entre un 10 y un 20 por ciento, lo que afectaría directamente el gasto familiar en mercados y supermercados.
El arancel: una medida que no conviene a nadie
El arancel del 17% fue anunciado como parte de una estrategia estadounidense para proteger a sus productores locales. Sin embargo, en México ha sido ampliamente criticado tanto por productores como por especialistas en comercio exterior, quienes lo califican como una medida proteccionista que perjudica más de lo que beneficia.
Para los agricultores mexicanos, el nuevo arancel representa una barrera importante para la exportación de tomate fresco, especialmente hacia Estados Unidos, que históricamente ha sido su principal comprador. Este cambio altera la dinámica comercial y pone en riesgo cientos de miles de empleos en el sector agrícola.
“Estas medidas no le convienen a nadie. Afectan al productor, al comerciante y al consumidor. En lugar de fortalecer el comercio justo y competitivo, solo generan conflictos y distorsiones en el mercado. El tomate es un producto que se consume aquí, allá y en todo el mundo. No debería ser usado como moneda de cambio en disputas comerciales”, lamentó Rodríguez.
Afectaciones en cadena
Más allá del impacto directo en el precio del tomate, los comerciantes advierten que otros productos agrícolas podrían verse afectados de forma colateral si el conflicto comercial escala o si se aplican medidas similares a otros cultivos.
Además, el encarecimiento de un insumo tan básico como el tomate podría repercutir en la industria alimentaria, afectando a restauranteros, fondas, comedores y servicios de alimentación, que ya enfrentan costos elevados por el aumento en otros productos como el gas, el transporte y el maíz.
Un llamado a la mesura y al diálogo
Frente a este escenario, comerciantes y productores hacen un llamado al diálogo entre las autoridades mexicanas y estadounidenses, con el fin de buscar mecanismos que permitan eliminar o reducir el arancel, o bien establecer acuerdos que protejan al campo mexicano sin afectar a los consumidores de ambos países.
“Lo ideal es que los gobiernos lleguen a un entendimiento. El tomate no debe ser rehén de diferencias comerciales. Aquí lo que se requiere es voluntad política y sentido común”, apuntó Rodríguez.
Mientras tanto, los mercados y centros de distribución se mantienen a la expectativa, evaluando día a día la evolución del precio y la disponibilidad del tomate, a la espera de que el impacto no se profundice y se puedan encontrar soluciones antes de que el efecto se traduzca en una nueva carga para el bolsillo del consumidor mexicano.
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