8 de diciembre: la Iglesia celebra a la Inmaculada Concepción
Cada 8 de diciembre, la Iglesia Católica celebra la Inmaculada Concepción de María, un dogma central proclamado en el siglo XIX.
El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX definió solemnemente, mediante la bula Ineffabilis Deus, el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, declarando que fue preservada del pecado original desde el primer instante de su concepción. Esta festividad, que marca el inicio del Adviento en muchas tradiciones, ha sido destacada por los pontífices sucesivos a lo largo de la historia.
La proclamación del dogma
La definición dogmática, leída en la Constitución apostólica Ineffabilis Deus, establece que la Virgen María fue “preservada inmune de toda mancha de pecado original” por una gracia singular de Dios, en previsión de los méritos de Jesucristo. Tres años después, en 1857, el mismo Pío IX bendijo e inauguró el monumento a la Inmaculada en la Plaza de España de Roma, iniciando una tradición urbana.
Una doctrina reafirmada por los Papas
El dogma ha sido reiterado y profundizado por los sucesores de Pedro. En 1904, Pío X lo recordó en su encíclica Ad diem illum. Pío XII, en 1950, al definir el dogma de la Asunción, vinculó ambos misterios, señalando que María, por su concepción inmaculada, no estuvo sujeta a la corrupción del sepulcro.
Una costumbre iniciada por el Papa Juan XXIII en 1958 es la ofrenda de un ramo de rosas blancas a los pies de la estatua en la Plaza de España cada 8 de diciembre, gesto perpetuado por sus sucesores. Pablo VI, en 1966, destacó este día como “el misterio del privilegio, el misterio de la unicidad” de María.
Devoción y significado contemporáneo
Juan Pablo II, al inicio de su pontificado en 1978, confió de modo especial la Iglesia a María Inmaculada. Benedicto XVI, en 2008, explicó que en este misterio se contemplan “dos verdades fundamentales: el pecado original y la victoria de la gracia de Cristo”.
El Papa Francisco ha mantenido viva esta tradición, acudiendo cada año a la Plaza de España. En 2015, durante el acto de veneración, inauguró el Año Santo de la Misericordia y elevó una plegaria de agradecimiento a la “Madre Inmaculada” que acompaña a los fieles.
María Inmaculada es presentada por la teología como un reflejo de la belleza salvadora de Dios y un modelo de discipulado para los creyentes, que la ven como la “Tota pulchra” (Toda Bella).
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